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Blog Remedio Capitan - Agradecimientos

¿Cómo preparar unas fiestas navideñas cuando le faltas tú? ¿Qué podemos hacer con el vacío en la mesa después de tu muerte?

Será una Navidad distinta porque falta alguien. Faltas Tú. Parece que estos días las luces de colores, la gente por la calle, las imágenes de mesas llenas de comida con familias enteras a su alrededor nos recuerdan que estas fiestas serán menos fiestas, porque faltas Tú. Durante las semanas previas, y en los días marcados en el calendario, es habitual tener la sensación de que todo nos lleva a recordar que en la mesa habrá una ausencia importante . Sin embargo, a pesar de la ausencia, hay maneras de hacer que estas Navidades estés presente.

 

Prepararnos unos días antes

Son días de recogimiento familiar, de encuentros con amigos y, todo ello, propicia tener los sentimientos a flor de piel . Es frecuente sentir melancolía o emocionarnos con mayor facilidad. Emocionarse, de hecho, es sano. Con el fin de no perdernos en este mar de emociones, es fundamental la preparación previa . Nos ayudará a anticiparnos a lo que está a punto de pasar .

En primer lugar hay que verbalizar , explicar en voz alta, compartir con las personas con las que viviremos esta Navidad cómo nos sentimos sobre la ausencia. Es fundamental realizar este ejercicio, ya que así nos daremos tiempo a nosotros mismos, y también al resto, para interiorizar la situación y evitar momentos de incertidumbre durante la celebración.

Es recomendable reunir el máximo número de familiares y personas cercanas que estarán presentes en los actos navideños, reconocer ante sí cómo nos sentimos , en qué punto nos encontramos interiormente y, sobre todo, compartir públicamente la voluntad de vivir estos momentos juntos , con todos ellos y ellas. Es, a la vez, un instante idóneo para saber cómo se siente el resto.

Este encuentro previo a los días de celebración puede ser útil para decidir qué rituales se mantienen y cuáles se suprimen o modifican . Por ejemplo, ¿cuándo y cómo decoraremos el árbol? ¿Colgaremos una figurita que nos sirva de homenaje? ¿Seguiremos haciendo el pesebre? ¿Nos haremos regalos entre todos? ¿Dedicaremos un momento de recuerdo antes de comer o cenar a la persona que no nos acompañará este año? Son preguntas a las que debemos dar respuesta antes de que llegue Navidad.

 

Te recordamos

En este proceso de reconstrucción de la Navidad, es aconsejable encontrar la forma de homenajear a la persona amada. Una vez hemos acordado con los participantes qué se hará y qué no se hará durante las Fiestas, podemos planificar el espacio, el momento, la forma de materializar el recuerdo hacia quien nos ha dejado . Podemos prever, por ejemplo, el día 24 de diciembre, a medianoche y junto al árbol, unos instantes de silencio y reflexión compartidos para recordar individualmente a aquel ser querido. Podemos invitar a todo aquel que quiera a participar voluntariamente y hacerlo de la forma que se sienta más cómoda. Por ejemplo, si un familiar quiere relatar en voz alta una anécdota relacionada con Él o Ella, o un niño prepara un dibujo, propiciará la cohesión del grupo. Y es que, los rituales, siempre ayudan en el proceso de duelo.

 

Sin embargo, Navidad

Joana perdió a su marido durante los meses de verano y desde Agradecimientos le apoyamos. La acompañamos a lo largo del proceso ya las puertas de diciembre nos llamó de nuevo. Se sentía culpable por asistir a una comida familiar el 25 de diciembre y quería nuestro consejo. Aunque se trata de una decisión personal, nosotros (y muchas voces expertas) sugerimos celebrar la Navidad a pesar de las circunstancias. Nos parecerá una falta de respeto, celebrar estas fechas señaladas cuando hace poco hemos dicho adiós a una persona muy querida. Pongamos amor. Será muy diferente , la alegría será amarga, las lágrimas aparecerán, pero nos ayudará a dar un paso adelante en el proceso de sanación .

Hablar abiertamente del sentimiento de pérdida nos será bueno, haremos que nuestra persona amada esté presente sin estar ahí. Nos tocará construir de nuevo la Navidad en casa; crearemos nuevos rituales que nos hagan un poco más ligero el duelo. Si dejamos de formar parte de estas celebraciones familiares, posiblemente, el próximo año nos volveremos a sentir de la misma manera, será un empezar de cero otra vez.

Estos nuevos rituales que podemos establecer por primera vez, también facilitan la expresión de las emociones de todas aquellas personas que participan y, por tanto, reforzamos los vínculos entre nosotros y nos unimos en el recuerdo . Nos apoyamos mutuamente. Si sentimos dolor, lloramos; si surge la situación de compartir recuerdos o anécdotas, las compartimos. Dejemos que las emociones afloren .

 

¿La silla vacía?

Uno de los principales y más naturales dilemas que nos surgen es quien se sentará en su silla. ¿Dejamos su silla vacía? ¿Ocupamos su sitio?

Durante las primeras Navidades, si así lo sentimos, podemos dejarla sin ocupar . Hay quien, incluso, tiene la necesidad de destacar ese lugar encendiendo una vela por delante, por ejemplo. Dése permiso para hacerlo tantas veces como lo sienta, conseguir ir llenando, sustituyendo o quitarlo, será un proceso pesado individual que le invitamos a gestionar a su ritmo.

Un buen homenaje puede ser escoger a un invitado o invitada especial para que ocupe ese lugar ; un hijo, una hija, el nieto o la nieta, por ejemplo. Todas las opciones son válidas cuando lo hacemos desde el corazón.

La silla es la materialización de la ausencia y todavía no hay una mejor opción que otra al respecto, por eso aconsejamos dejarse llevar. En cualquier caso, ocupar su sitio no significa olvidarlo o sustituirlo , significa que ocupa un nuevo puesto a nuestro alrededor. Está presente y lo hacemos presente. Si sentimos que puede ayudarnos, una buena opción es dedicarle un rinconcito del espacio donde se llevará a cabo la celebración a fin de percibir la sensación de acompañamiento.

 

Porque a pesar de que estas Navidades no comes con nosotros, estás más presente que nunca. De verdad.